Publicado en Este País, 9 feb 2021
La lógica nacionalista, tan propensa a los simplismos, nos ha hecho pensar que el movimiento artístico mexicano durante el siglo XX fue únicamente creado por los artistas nacidos en México, particularmente los hombres, los “tres grandes muralistas”. Pero la realidad dista mucho de esta noción chauvinista y machista: extranjeros y mujeres, como Carlos Mérida (nacido en Guatemala), Remedios Varo (nacida en España), María Izquierdo (nacida en México), Olga Costa (nacida en Alemania) o Pablo O’ Higgins (nacido en Estados Unidos), por mencionar sólo algunos ejemplos, han tenido importante influencia en el esplendor artístico mexicano, incluso pese a las resistencias de los discursos que pretenden opacarlos y relegarlos. Uno de estos artistas fue Jean Charlot (Francia,1898-Estados Unidos,1979).
“”Cuando pensamos en frescos y murales es común pensar en Diego Rivera como el que retoma esta técnica pictórica para usarla en el siglo XX, pero realmente fue Jean Charlot.”
Si existe un artista que ha sido fundamental en la escena mexicana de comienzos del siglo XX es Jean Charlot. Él mismo fue hijo de una pintora, Anna Goupil, una mujer proveniente de una familia francomexicana, por lo que Charlot tuvo desde pequeño vínculos con México. Al igual que su madre, se desarrolló como pintor y comenzó sus estudios en la École Nationale des Beaux-Arts, pero tuvo que dejarlos tras la muerte de su padre al inicio de la primera guerra mundial.
Viajó a México junto con su madre en enero de 1921 y en mayo de ese mismo año volvió fugazmente a Francia. Regresó a México en noviembre y cuando lo hizo encontró que la Ciudad de México había comenzado un proceso de cambios significativos en temas de arte. Retornó justo en un momento crucial, cuando José Vasconcelos impulsó la pintura mural desde la recién formada Secretaría de Educación Pública. La participación de Charlot sería entonces fundamental.
Cuando pensamos en frescos y murales es común pensar en Diego Rivera como el que retoma esta técnica pictórica para usarla en el siglo XX, pero realmente fue Jean Charlot. Para 1921, Rivera comienza el mural la Creación en San Ildefonso, realizado con encáustica (una técnica que requiere de la cera como aglutinante) y fue en 1922 que Charlot comenzó a pintar el mural Masacre en el templo mayor en este edificio, realizado con fresco y encáustica. Este es el primer fresco pintado en México desde la época virreinal.
Charlot, interesado por las manifestaciones culturales locales, aprendió sobre las fiestas, costumbres y estudió náhuatl con Luz Jiménez (1897-1965) una mujer proveniente de Milpa Alta quien fue su modelo de pintura y maestra. Ella fue quien lo llevó de peregrinaje a Chalma y él realizó dibujos y estampas de este lugar (actualmente hay una litografía de la Procesión de Chalma, de 1947, que se encuentra en el Museo de la Universidad de Princeton). Fruto de esa relación creó un libro infantil: Los relatos contados por Luz Jimenez fueron ilustrados también por Charlot y redactados por la antropóloga y periodista Anita Brenner (1905-1974)en The boy who could do anything & Other Mexican Folktales (Nueva York: William R. Scott, 1942).
Charlot también viajó al sur del país, vivió en Yucatán por tres años, participó en la expedición a Chichén Itzá lidereada por Sylvanus G. Morley. De su estancia en la zona maya queda también obra suya como ilustrador para libros como Ancient Cities and Modern Tribes: Exploration and Adventure in Maya Lands de Thomas Gann (Nueva York, Benjamin Blom, 1926) y Digging in Yucatan de Ann Axtell Morris (Nueva York: Doubleday, Doran & Company, Inc., 1934).
“La dupla Brenner-Charlot demuestra la importancia de los vínculos internacionales en México.”
Como lo mencioné anteriormente, además de pintor y muralista, Jean Charlot fue un ilustrador de distintas publicaciones como revistas y libros (sobresalen sus portadas para la revista Vanity Fair en 1935 o la Time Magazine en 1938) y realizó una importante labor como ilustrador de literatura infantil. Hizo libros impresos con dos o tres tintas, en los que resaltan sus habilidades como dibujante, con un trazo limpio y personajes expresivos. El ágil trazo de Charlot se pueden constatar tanto en sus ilustraciones como en sus dibujos.
La dupla Brenner-Charlot demuestra la importancia de los vínculos internacionales en México. Nacida como Hanna Brenner en una familia judía, hija de inmigrantes de Letonia en Aguascalientes, Anita se crió en en San Antonio y en Nueva York, donde comenzó a desarrollar posturas políticas de izquierda y se relacionó con los círculos intelectuales y artísticos en la década de los veinte. Fue amiga cercana de Frida Kahlo, José Clemente Orozco y de María Sandoval de Zarco (la única abogada practicante en México en ese entonces), Mariano Azuela, Lionel Trilling, Katherine Anne Porter, Sergei Eisenstein y Frank Tannenbaum. ADVERTISING
Brenner mantuvo una relación cercana con Charlot, a quien consideraba su mentor.
Tradujo al inglés los trabajos de Manuel Gamio y fue alumna de Franz Boas en la Universidad de Columbia. Tuvo un importante papel como promotora de las manifestaciones artísticas y culturales de México en el extranjero. Con veinticuatro años publicó su primer libro Ídolos tras los altares (Nueva York: Payson & Clark, Ltd., 1929), un texto sobre México muy bien recibido en Estados Unidos, con fotografías de Edward Weston, Tina Modotti y Manuel Álvarez Bravo. En 1932 apareció Your Mexican Holiday (Nueva York: G.P. Putnam’s Sons), libro que tuvo cinco ediciones y contó con ilustraciones y mapas de Carlos Mérida. Brenner escribió también artículos para The Nation, The New York Times y The Brooklyn Daily Eagle. En 1955 fundó y editó la revista Mexico this Month.
Su libro infantil, con ilustraciones de Charlot, El fantasma tímido o ¿Qué harías con un costal lleno de oro? fue reeditado en 2005 por el Instituto Cultural de Aguascalientes.
Además de ilustrar los libros escritos por Brenner, Charlot hizo el arte de otro libro infantil: The Sun, The Moon and the Rabbit (Nueva York: Sheed & Ward, 1935), escrito por Amelia del Río, una arqueóloga y custodia de Monte Albán. Este libro es una selección de leyendas toltecas y aztecas. Charlot fue también director artístico de la revista Mexican Folkways, publicada entre 1925 y 1937 y financiada por la Secretaría de Educación Pública, bajo el mando de la antropóloga estadounidense Francis Toor.
Charlot también escribió textos sobre arte en inglés, español y francés para libros, revistas y periódicos. Murió en Hawai, donde pasó sus últimos años de vida, en 1979. Varios de los documentos y obras del artista se encuentran en la biblioteca de la Universidad de Hawái en Manoa. También es posible encontrar información sobre su obra en el sitio web de la fundación que lleva su nombre. EP
Bibliografía:
Charlot, John. “Jean Charlot and the Mexican Mural Renaissance” en Oxford Research Encyclopedia, Latin American History, febrero de 2018.Disponible en:
Charlot, John. “Jean Charlot and Luz Jiménez” en Crónicas. El Muralismo, Producto de la Revolución Mexicana, en América, número 13, 2010, pp.6-11.
Kolb, Charles C. “Kolb on Glusker, ‘Anita Brenner: A Mind of Her Own’” en Humanities and Social Sciences Online, 1999.
Locke, Adrian. México. La revolución del arte 1910-1940. Ciudad de México: CONACULTA y Turner, 2013, pp.-56-57.
Stewart, Virginia. 45 Contemporary Mexican Artists: A Twentieth Century Renaissance. California: Stanford Art Series, 1951, pp. 64-67.
Las imágenes son de The Jean Charlot Foundation.